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Mostrando entradas de abril, 2012

La Revolución Rusa... La Revolución Desconocida.

Figura destacada de la Revolución Rusa en el campo anarquista, Volin dedicó los últimos años de su exilio francés a la escritura de  La revolución desconocida , un libro que sólo vería la luz tras su fallecimiento. El propio título nos aclara ya lo que es su leitmotiv y su objetivo esencial, la revelación de aspectos clave ignorados o tergiversados por la historiografía oficial y que resultan imprescindibles para enjuiciar los acontecimientos de 1917 en Rusia.  La revolución desconocida  se encuentra disponible en la red para su descarga gratuita.  Vsévolod Mijáilovich Eijenbaum, que adoptó el nombre de Volin en la lucha revolucionaria, nació en la Rusia central en 1882 y acudió a estudiar a San Petersburgo poco antes de que se desencadenaran los hechos de 1905. Protagonista de éstos, Volin se ve obligado a partir al exilio en 1907, y es en París donde cambia su militancia en el partido Socialista Revolucionario por el anarquismo que ya no abandonaría. Sus dotes de periodis

El poder es el Enemigo

Lo siguiente es un fragmento del Manifiesto Anarquista de Anselme Bellegarrigue: No hay periódico en Francia que no sostenga a un partido, no hay partido que no aspire al poder, no hay poder que no sea enemigo del pueblo. No hay periódico que no sostenga a un partido, porque no hay periódico que se eleve a aquel nivel de dignidad popular donde impera el tranquilo y supremo desprecio de la soberanía. El pueblo es impasible como el derecho, altivo como la fuerza, noble como la libertad; los partidos son turbulentos como el error, iracundos como la impotencia, viles como el servilismo. No hay partido que no aspire al poder, porque un partido es esencialmente político y se forma, en consecuencia, de la esencia misma del poder, origen de toda política. Ya que si un partido cesara de ser político, cesaría de ser un partido y entraría de nuevo en el pueblo, es decir, en el orden de los intereses, de la producción, de la actividad industrial y de los intercambios. No hay poder que no